Yanina Latorre: del desafío que le da “terror” al código que nunca rompería y por qué se siente “esclava” de las redes

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“Hoy siento terror”, confiesa sorprendentemente Yanina Latorre, a días de enfrentar las cámaras de América para iniciar el programa diario que marcará su debut oficial como conductora de televisión. La fecha exacta del desafío es el próximo lunes 17, a las 19, y el título del envío es más que significativo: Sálvese quien pueda.

Si bien ya se había probado en ese rol esporádicamente –cada vez que el conductor de LAM Ángel De Brito se tomaba vacaciones–, esta será una oportunidad única para quien hace años ejerce a destajo el panelismo en ese ciclo del prime time con un protagonismo inusual, al punto que sus opiniones sobre los diversos personajes de la farándula son habitualmente trending topic. La acompañarán en la prueba de fuego el influencer Lizardo Ponce, el youtuber Federico Popgold, la actriz Ximena Capristo y panelistas rotativos.

Yanina Latorre:

En el nuevo envío que la productora Mandarina (la misma detrás de LAM) concibió especialmente para ella, la también conductora radial de las tardes de El Observador 107.9 promete “fundamentalmente entretener”. Al respecto, agrega a LA NACION: “No hay nada que me guste más que empezar a hablar y que la gente no pueda dejar de escucharme. Ojalá que lo logre en este nuevo programa. Mi expectativa es poder divertirme y divertir a la gente. Pero como soy muy exigente y responsable, hasta el lunes todo es y será puros nervios”.

Desde el canal anticipan que Sálvese quien pueda, o SQP –tal la versión abreviada de su título para las redes- “analizará los medios desde una mirada innovadora, sarcástica y atractiva, con el estilo ácido de Yanina Latorre”. Por su parte la periodista asegura: “No voy a dar noticias, sí voy a hacer un resumen de los temas del día que me importan, que pueden ser de Espectáculos o de la actualidad, y todo será siempre con mucha opinión. De la mía, claro”.

Ya hay varios programas sobre medios. ¿En qué se diferenciará Sálvese quien pueda?

–Yo me pienso tirar a la pileta, el programa tiene que arrancar y veremos. En lo que se va a diferenciar seguro es en que lo conduzco yo y que es mi opinión, y que yo tengo una opinión bastante marcada y honesta. No soy chupamedias, soy filosa y picante, me gusta reírme de mí y también del otro.

En tu horario competirás con dos programas muy establecidos: el envío de entretenimiento Los 8 escalones (eltrece) y la telenovela turca Amor a cualquier precio (Telefe). ¿Le pelea será a matar o morir?

–La verdad es que no quiero empezar a pensar en el rating. De todos modos, en general eltrece no está muy bien. Por eso en LAM se la peleamos y pegamos en el palo. Yo creo que, en realidad, mi pelea va a ser con elnueve (que a esa hora emite el noticiero Telenueve Central). No es que ganarle a Los 8 escalones sea un imposible porque tampoco tiene el rating de Gran Hermano, pero con vencer a elnueve estaría bien. No le tengo miedo al rating, y no porque crea que necesariamente me va a ir bien. Lo que me importa es hacer un buen producto y si estoy contenta al terminar el primer programa y la pasé bien, estoy segura que el público me va a seguir de ahí en más. Yo no le tengo miedo al rating sino a que no esté bien lo que hago porque soy muy exigente conmigo misma. Eso no me lo perdonaría.

¿Siempre quisiste ser conductora de TV o la propuesta te tomó por sorpresa?

–Nunca quise hacer lo que estoy haciendo. Todo me tomó por sorpresa. De hecho, yo estaba re bien en LAM y decía todo el tiempo que no quería conducir un programa en televisión. Es más, cuando empecé a conducir en la radio sentí que mi parte de conductora ya estaba realizada. Pero el Chato Prada y Lucas González, de Mandarina, me convencieron. A ellos no les puede decir que no, al fin y al cabo hace 10 años que trabajo en esta productora donde me siento muy cuidada y contenida. También dije que sí porque trabajaré con gente conocida, que está conmigo en la radio y en LAM. Ángel (De Brito) no solo permitió que me los trajera sino que me va a ayudar en todo lo que necesite. Y como va a ir de siete a ocho de la noche y luego viene LAM… me siento como la nena que se va despegando del padre, ¿viste? En fin, yo estaba bien en LAM, no tenía otras ambiciones, pero…

¿Cuál es tu límite a la hora de contar un rumor o una noticia?

–Nunca cuento rumores, todo lo que cuento está chequeado. Nunca me subo a los chismes porque el famoso siempre te lo va a negar, como cuando Zaira Nara me negó durante un año su relación con Facundo Pieres, que era verdad; o lo de Wanda Nara con L-Gante. En esos casos presenté las pruebas y me banqué que me negaran todo hasta que la realidad me dio la razón. Mi límite son los niños y su sufrimiento, nunca me meto con ellos. Y tampoco rompería una familia. O sea, si me entero algo de un casado o una casada, les aviso a ellos, pero no lo divulgo. Yo no cuento cuernos. Por eso dije lo de Nicole Neumann y Fabián Cubero recién cuando ya todo era un quilombo y se separaron.

¿Esa es una decisión adoptada desde tus comienzos o en 2017, cuando sufriste el tema en carne propia?

–No, porque yo soy así. No me metí, no me meto ni nunca me meteré con familias. Si me entero algo de un tipo casado, yo no lastimo a la mujer. No me interesa eso, para nada.

-¿Te sentiste muy lastimada en aquel momento?

–No, me parece que el lastimado fue Diego porque fue el que se mandó la cagada. A mí me buscaron en ese momento para vengarse. Por eso, cuando me dicen cornuda, no es algo que yo pueda manejar, no es algo que yo haya hecho, es algo de lo que fui víctima. O sea que los que me quisieron lastimar con eso, pobres ellos, me dan lástima. Me parece un recurso muy bajo querer vengarse de alguien con un cuerno, lo mismo que “vender” a un hombre casado en televisión. Eso se hace mucho en televisión, pensemos en la cantidad de chicas que se hicieron famosas por sentarse frente a una cámara y contar cómo se cogieron a un jugador de fútbol casado. Eso me parece detestable.

Rial, Moria, Lanata, Canosa y De Brito

A Yanina Latorre le

¿Con qué temas o figuras no te metés?

–Yo me meto con todos, no le tengo miedo a nadie porque no tengo muertos en el placard. De hecho fui la primera que se animó a pegarle a Rial y la primera que le contestó a Moria, con quien nos matamos.

¿Alguna vez te ofrecieron dinero para que no des una noticia?

–Nunca. Jamás de los jamases. Y no sé si eso existe en el periodismo de espectáculos. Eso parece que existe en la política, al menos hemos escuchado hablar de sobres. En la farándula todo es fondo de olla, todos son muertos de hambre, imaginate que hablamos de Morena Rial afanando…¿qué más te puedo decir al respecto? Pero si realmente el pago a periodistas de espectáculos existiera, a mí justo no me vendrían a ofrecer nada porque yo al otro día lo contaría en todos lados. ¿Viste? Eso sí lo contaría porque me encanta denunciar los actos de corrupción.

Solés generar encontronazos y polémicas. ¿Te gusta el papel de la villana?

–Sí, me encanta el papel de villana. En él me siento más cómoda porque odio a los chupamedias y a los mediocres, a esos que cuando se apaga la cámara dicen cosas peores que las que yo digo. Lo que pasa es que son todos falsos. Yo digo lo que pienso, por eso en una sociedad como la nuestra, en la que estamos acostumbrados a la chupada de medias, cuando vos decís lo que pensás, parecés la villana. Pero en realidad no lo soy, simplemente soy una persona que dice lo que piensa. Siempre. Por ejemplo, si vos me preguntás: “¿te gusta mi camisa”. Yo te voy a responder que no y vos me vas a decir: “pero qué mala”. Entonces, si no te gusta que te dé mi opinión, ¿para qué me preguntás? En general los argentinos no están acostumbrados a escuchar la verdad.

Algunos sostienen que, por tu estilo ácido y descarnado, sos una suerte de Jorge Rial con pollera. ¿Lo tomás como un cumplido o una ofensa?

–En cuanto al laburo lo tomo como un cumplido, pero con respecto a lo personal, sucede que en un momento Rial se convirtió en un personaje al que todos le teníamos miedo, onda “si vos no venís a mi programa te deshago”. Eso, obviamente, no estaba bueno. Pero en lo laboral, en lo que hacemos nosotros, creo que marcó un estilo y es un tipo que me encanta cómo editorializa. No pienso en nada como él, pero es un gran profesional. Después, si vamos a lo que dicen, que era un extorsionador, eso ya no me gusta porque yo nunca extorsioné a nadie con nada.

Sos muy histrónica. ¿Te hubiera gustado ser actriz?

–Me hubiera gustado ser standupera. Es más, te lo adelanto: creo que finalmente me voy a animar y haré un unipersonal. Me gusta la comedia, pero no me siento actriz. No me veo haciendo una ficción, siguiendo un guion y componiendo un personaje. Me gusta más ser así, espontánea, como soy yo. Me llamaron muchas veces para hacer teatro, otras para hacer teatro de revista y el año pasado hasta para participar en una serie y siempre dije que no. No tengo ganas ni tiempo.

¿A qué periodistas admirás y por qué?

–El número uno fue, es y será Jorge Lanata. Era un tipo distinto, disruptivo y siempre fiel a su estilo. Un gran comunicador que sabía de todo, que no pensaba que el periodismo de espectáculos fuese un género menor. Otro grande es Nelson Castro. En mi rubro admiro mucho a Ángel De Brito y me parece fantástica Marina Calabró. También me gusta mucho el estilo de Viviana Canosa.

A veces los periodistas de espectáculos suelen saltar el charco y pasan al terreno de la información política, como sucedió con Jorge Rial y Viviana Canosa. ¿Te tienta la opción?

–No. Me gusta opinar de política, pero más me gusta lo que hago. Como soy anti K siempre me la agarro con (Julia) Mengolini porque me pone loca y me indigna lo que dice y hace, pero hasta ahí llego. Esa parte me divierte. El resto me aburre. No sé si iría a hacerle una nota a Milei. ¿Me entendés?

¿Cómo ves al país hoy?

–Mal. Creo que la macro está mejor y es verdad que se frenó la inflación. Pero el ciudadano de a pie no está viendo la mejoría. Igualmente prefiero esto a lo que había. Si tuviéramos que seguir en lo otro, me mato, pero el país no está bien, le falta un montón. Igualmente esta situación no es de ahora, viene de hace más de un año, así que no es la culpa de Milei, es un arrastre que venimos teniendo hace años de gobiernos de mierda, chorros y corruptos.

Sobre Alberto Fernández y Javier Milei

Hace un tiempo hiciste público que, durante el gobierno anterior, te comunicabas por teléfono con el presidente Alberto Fernández. ¿Hoy te mandás mensajes con Javier Milei?

–Sí, y le caigo bien a Milei. En realidad, la primera vez fue él el que me contactó a mí. Un día me escribió para felicitarme por la definición que yo había dado de él en una nota, al poco tiempo de haber asumido como presidente. Dije que era un meme caminando. Evidentemente, Milei tiene sentido del humor y no se ofende, no anda en el chiquitaje. En esa ocasión también dije que no lo había votado, que no me había animado a hacerlo justamente por eso: porque pensaba que era un meme caminando. Pero, aclaré, que igual me parecía simpático y que me empezaba a sorprender porque al final estaba haciendo todo lo que había prometido. Parece que todo esto le gustó, entonces me escribió por privado de Twitter y me pidió el teléfono; yo se lo di y a partir de ahí quedamos en contacto. Y cada vez que quiero saber algo sobre Fátima o Yuyito se lo pregunto y él me contesta muy educadamente. Yo, por ejemplo, fui la que le pregunté: ‘che, ¿es verdad lo de Yuyito?´. Esas son mis preguntas, no le consulto sobre las criptomonedas.

¿Lo tuteás o lo tratás de usted?

–Yo le pongo “Hola Javier”y punto porque la verdad es que lo conozco de cuando venía de invitado a LAM. Si conozco al tipo de cuando era mediático, novio de la de “Endúlzame que soy café” y que hasta llegó a coquetear con participar en el Bailando… qué le voy a decir después, ¿señor presidente? Además, él es como cercano. Con Alberto me pasaba lo mismo. En la época en que él era detractor de los kirchneristas venía siempre a la mesa de Lanata a matar a Néstor y a Cristina. En ese entonces lo conocí muy bien y le creí. Después, cuando él asumió el gobierno y lo encontré en un acto le dije: ¿qué hacés acá, con esta gente que detestabas? Él se me hizo el canchero y me dijo algo como “quedate tranquila que los usé para llegar al poder, pero esto lo voy a manejar yo”. Pese a su soberbia, yo le creí y mirá cómo terminó todo…

¿No existe riesgo en mantener un contacto tan estrecho con un presidente?

–No en mi caso. Hay algo que no te conté: el mismo día en que él me felicitó por la definición que yo había dado de él, y que le agradecí, también le dije otra cosa: “Mirá Javier que, como te gustó lo del meme caminando, mañana te puedo hacer mierda, ¿eh?”. Te juro que le escribí eso, porque yo no soy chupamedias del poder. No le tengo miedo a la Afip ni a nadie.

¿Y él qué te contestó?

–”Sos crack”, me dijo. Yo tengo esa honestidad, no quiero que Milei me hable todo el tiempo o chuparle las medias. No quiero que me pase lo que le sucedió a Jony Viale. Yo quiero poder decir en esto el tipo estuvo bien y en esto estuvo mal, por ejemplo que la macro está mejor, pero lo de las criptomonedas fue un horror o que no debería agarrárselas con Lali. Yo no quiero pedirle ningún favor, ni casarme con él ni que me invite a comer un asado. Yo creo que lo mejor que tiene un periodista es la credibilidad, por eso este mundo de hoy, con tanta gente “operada”, me saca de quicio. A mí no me gusta trabajar en ningún lugar que esté “operado”. Yo laburo en América, que es un canal claramente massista, en el que (Daniel) Vila es amigo de (Sergio) Massa y Pamela David lo defiende a ultranza. Sí. Sin embargo, nunca nadie me llamó para bajarme línea, o para decirme que no lo nombre. Porque saben que vivo nombrándolo y diciendo que antes de votar a Massa me corto las manos. ¡Y lo digo en la pantalla de América! Es que quien lo dice soy yo, Yanina, no el canal. Por suerte lo entienden y me aceptan, si no me iría.

¿Hay figuras del espectáculo que te caen mal? ¿Qué hacés en esos casos? ¿Lográs ser objetiva?

–Sí, siempre soy objetiva. Por ejemplo, Beto Casella me cae muy mal y sin embargo, cuando tengo un motivo para hablar bien de él lo hago; y después, en otro momento, si amerita también le pego. Y con los que amo procedo de la misma manera, a nadie le perdono ninguna. Yo no negocio por nada ni con nadie mi credibilidad. Por eso la gente me re banca.

¿Sos consciente que hay artistas que te tienen miedo? ¿Te importa o te da lo mismo?

–Ay, ¡me encanta! Qué loca que estoy, ¿no? La verdad es que no puedo creer que me tengan miedo por dar una opinión. ¿Qué les voy a hacer? No pego, no muerdo, no nada. Solo opino. A mí, en todo caso, me tienen miedo o respeto porque opino fuerte. Como ayer, cuando dije lo que pensaba de lo que hizo Ari Paluch, pero no invento ni amenazo a nadie. Aparte, yo te puedo putear de arriba abajo con la cámara prendida y cuando se apaga te doy un beso y me voy. Me chupa un huevo todo. Yo no me llevo la pelea a mi casa, es como una puesta en escena.

Latorre:

¿Cuán adicta o esclava sos de las redes?

Cien por ciento absolutamente esclava. Soy totalmente honesta: si me llego a quedar sin Twitter o Instagram me tiro por la ventana.

¿Y de tu imagen?

–Me preocupa mucho mi imagen, pero trato de ser una mujer natural. Para las fotos siempre me maquillo; si no, suelo estar a cara lavada. Me cuido mucho porque soy grande, voy a cumplir 56 años la semana que viene y quiero estar digna. No quiero parecer la edad que no tengo. Soy una señora menopáusica y estoy cerca de ser abuela, pero, repito, quiero mantenerme digna.

¿Tu mayor objetivo en la vida es el éxito?

–No, mi mayor objetivo es que mis dos hijos sean felices y encuentren su camino en la vida. Eso sería para mí el éxito. El resto, va y viene.

Hace 16 años, cuando irrumpiste en Twitter, ¿te imaginabas que terminarías siendo un referente de opinión para tantas personas?

Jamás, ni lo busqué ni me lo imaginé. Yo soy contadora pública y siempre laburé de eso, hasta que empecé con el Twitter y la tele y debí dejar todo aquello atrás. Hoy no me arrepiento porque se nota que tenía algo muy guardado para ofrecer que desconocía y no haberlo relegado me pone muy contenta. Seguramente, si no me hubiera casado con Diego nunca hubiese salido a la luz la comunicadora que soy porque debo reconocer que, en un principio, para todos fue: “che, mirá lo que la mujer de Diego Latorre está escribiendo en Twitter”. Ahí me empezaron a llamar de los medios y ese fue mi trampolín, pero eso fue hace muchísimo. Sin embargo, cuando quieren defenestrarme, insisten con que solo trabajo porque soy su mujer. Yo creo que a esta altura del partido lo que genero es mucho más rico que haberme casado con él.

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