Músico, escritor, actor. Sergio Pángaro es todo eso y mucho más. Es autor y es intérprete: un artista total. Nacido en Comodoro Rivadavia, Chubut, el 21 de marzo de 1965, a su particular estilo lo han catalogado como la mezcla de dandy, kitsch y retro-pop. Una marca potente y certera dentro de la escena under porteña. Este 26 de enero se presenta en Bebop Club, para cerrar el ciclo de boleros iniciado por Daniel Meza y Amal.
Sergio Pángaro canta bolero se titula la propuesta que combinará elementos de la canción romántica pop con la melancolía característica del bolero, explorando historias de amores perdidos y recuerdos imborrables. Se trata de una más de sus múltiples incursiones. Luego de haber formado parte de Baccarat y San Martín Vampire, de haber recibido el premio Cóndor de Plata por su música original para cine, siempre vuelve con alguna sorpresa.
Publicó libros, participó en obras de teatro, en películas, grabó discos, hizo miles de shows… y ahora: bolero. Al género lo conoció, cuenta en diálogo con Infobae Cultura, una madrugada:
“Una madrugada en el Carlos Gardel, aquel bar de la calle sesenta y pico de La Plata, descubrí que se podía sufrir por amor. Eso que sentía era apenas un malestar comparado con la turbulencia de pasiones que brotaba de la voz de Elián. Ella había sido vedette en el teatro El Nacional, y ahora regenteaba y animaba ese refugio de taxistas y new waves desconsolados, que nos convocaba frente a un vaso de vino blanco cuando todo lo demás había cerrado”.
Continúa: “El bolero siempre había estado ahí, detrás de esas carátulas tropicales, de esa suntuosidad orquestal, de esa sintaxis centroamericana, y la llave era uno mismo. El heroísmo sentimental del rock veía en el romanticismo una debilidad meridional. No solo el idioma está estructurado para hablar de otras cosas, sino que las diferencias católicas y anglicanas determinaron un tipo diferente de sufrimiento”.
“La conmiseración del bolero, a diferencia del estoicismo rural del blues, cuenta con un idioma de precisión que encuentra similitudes entre el desconsuelo del amor y los cataclismos naturales. Y ahí estaba mi desconsuelo anémico frente al sufrimiento monumental de los poetas. No es que el bolerista no se avergonzara de sus debilidades, sino que la humillación es parte del calvario a través del cual el enamorado se convierte en un dios, y su historia en un evangelio”.
“Prima la parola, dopo la música”, le dijo Margarita Kenny. “Ese fue el consejo de mi maestra que usaría para revelarme el secreto del canto: todo está en el idioma. El castellano está más allá de la musicalidad cubana, mexicana o rioplatense, contar el desencuentro amoroso con sus palabras nos vuelve románticos. Y puede ser que el romanticismo provenga de alguna de las categorías latinas, pero la honestidad del sentimiento es universal”.
“Con el maestro Mariano Gianni nos entendemos en el escenario desde hace décadas y tenemos un repertorio, con base en el jazz, que incluye grandes páginas del género como ‘Vereda tropical’ o ‘Bésame mucho’. También descubrimos otras líricas que dan buenos resultados cuando se las acerca al ritmo del bolero, así que el público de Bebop ya está acostumbrado a nuestras versiones de ‘Night and day’ o ‘Fenesta vascia’ con claves y bongó”, asegura.
“El bolero llegó a toda América desde Cuba vía México, y tanto su orquestación como los textos fundacionales inspiraron a los mejores intérpretes hasta hoy. Benny Moré, Lecuona, Nat King Cole, Eydie Gormé y tantos otros constituyen la identidad del género que desde la angustia personal consiguió cantarle al amor universal”, concluye.
* “Sergio Pángaro canta bolero” en Bebop Club (Uriarte 1658, CABA): domingo 26 de enero a las 21:30 horas.