WASHINGTON.- Robert F. Kennedy Jr., elegido por el presidente Donald Trump para dirigir la principal agencia de salud de Estados Unidos, comparece este miércoles ante el Comité de Finanzas del Senado para su audiencia de confirmación, donde enfrentó un tenso interrogatorio sobre sus opiniones sobre las vacunas y el aborto.
Si bien ese comité es responsable de avanzar con su nominación ante el pleno del Senado, Kennedy, de 70 años, también tiene previsto comparecer el jueves ante un segundo panel del Senado que supervisa la salud.
El abogado es visto como una elección controvertida en ambos partidos, principalmente por haber difundido información errónea sobre la seguridad de las vacunas en el pasado.
Kennedy ha dicho anteriormente que “no existe ninguna vacuna que sea segura y efectiva”.
“Los documentos demuestran que el señor Kennedy ha adoptado teorías conspirativas, charlatanes y farsantes, especialmente en lo que se refiere a la seguridad y eficacia de las vacunas. Ha dedicado su vida a sembrar dudas y disuadir a los padres de que sus hijos reciban las vacunas que les salvan la vida”, dijo el senador demócrata Ron Wyden en una declaración de apertura antes de la audiencia. “Este es el perfil de alguien que persigue el dinero y la influencia dondequiera que lo lleve, incluso si eso significa la muerte de niños y otras personas vulnerables”.
En su declaración inaugural, Kennedy rechazó la etiqueta de “antivacunas”, al decir a los senadores que no está en contra de las vacunas, pero hizo “preguntas incómodas” y que ayudó a fundar el grupo antivacunas Children’s Health Defense. Aunque Kennedy dijo que las vacunas no son seguras, en sus palabras de apertura dijo que todos sus hijos están vacunados.
“Creo que las vacunas juegan un papel fundamental en la atención médica”, dijo Kennedy al comité.
Una manifestante dentro de la sala se puso de pie de un salto y gritó “miente” cuando Robert F. Kennedy Jr. afirmó que no es “antivacunas”.
Los agentes de policía del Capitolio sacaron rápidamente a la mujer de la habitación, y varias otras personas en la sala de audiencias aplaudieron y dijeron: “¡Te amamos, Bobby!”.
Cuestionado sobre su posición respecto a las vacunas, que en el pasado ha dicho que estaba en contra y “haría cualquier cosa para volver el tiempo atrás y no vacunar a sus hijos”, Robert F. Kennedy Jr. respondió: “Traer esto ahora es deshonesto”.
El senador Ron Wyden cuestionó el trabajo de Kennedy en la nación insular de Samoa, donde los médicos dicen que él y sus aliados antivacunas hicieron campaña contra las inoculaciones infantiles, lo que provocó una epidemia de sarampión que mató a más de 80 bebés y niños.
Kennedy rechazó esta supuesta participación en el brote de sarampión y dijo que apoya las vacunas contra el sarampión y la polio. “Como secretario del HHS no haré nada que dificulte o desanime a las personas a tomar cualquiera de esas vacunas”, afirmó.
Wyden, representante de Oregon, fue uno de los más duros con Kennedy. Advirtió que sus “teorías conspirativas” sobre las vacunas lo hacen inadecuado para el principal puesto de salud del país. “Difundir estas teorías conspirativas contra las vacunas como director de salud de nuestra nación pondrá en peligro las vidas de niños y personas mayores en todo el país”, dijo Wyden.
En otras declaraciones, Wyden advirtió sobre las consecuencias de la propuesta de Kennedy de “congelar” la investigación federal sobre enfermedades infecciosas durante ocho años.
“Llegué a la conclusión de que no se le debe confiar la salud del pueblo estadounidense”, dijo Wyden.
Aborto, adicciones y crisis nutricional
Si bien la mayor parte de la oposición a Kennedy está motivada por su postura sobre las vacunas, algunos republicanos también se oponen a sus comentarios en apoyo del derecho al aborto, así como a su postura percibida contra la industria farmacéutica.
Las opiniones de Kennedy sobre el aborto han generado críticas por parte de los conservadores y grupos antiabortistas, incluido el ex vicepresidente Mike Pence.
Kennedy guarda silencio sobre el tema desde que apoyó a Trump. Sin embargo, algunos senadores conservadores estadounidenses, incluido el republicano de Oklahoma James Lankford, que forma parte del Comité de Finanzas del Senado, dijeron que Kennedy está comprometido con políticas antiabortistas después de una reunión en diciembre.
El senador Bennet, demócrata de Colorado, cuestionó los cambios de opinión de Kennedy sobre el aborto citando sus declaraciones anteriores de que el aborto debería dejarse en manos de la mujer embarazada, no del gobierno.
“Creo que cada aborto es una tragedia”, respondió Kennedy antes de ser interrumpido por Bennet.
Kennedy afirmó que quiere trabajar para terminar con las enfermedades crónicas, romper cualquier vínculo entre los empleados del regulador de medicamentos de EE.UU. y la industria, y aconsejar a los sistemas de agua de Estados Unidos que eliminen el flúor.
Criticó a la industria alimentaria estadounidense por añadir ingredientes que, según él, han hecho que los estadounidenses sean menos saludables. Afirmó que su misión será informar a los estadounidenses sobre lo que están comiendo. Asimismo, Kennedy señaló que Estados Unidos atraviesa una crisis en la salud infantil.
Los expertos en general están de acuerdo y se han preocupado por esto durante años, especialmente por las crecientes tasas de obesidad y diabetes.
Alrededor del 20% de los niños y adolescentes tienen obesidad y las tasas de diabetes entre los niños siguen aumentando entre un 2% y un 5% al año, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.
También apuntó que la lucha contras el consumo de drogas será su prioridad ya que lo considera una cuestión personal por ser una persona que se recuperó de su adicción a la heroína.
“Esto es una prioridad para mí”, dijo Kennedy, quien contó que todavía asiste a reuniones al respecto a diario. “Los adictos casi siempre pasan por un ciclo en el que hay un momento en el que tocan fondo periódicamente y están listos para iniciar el tratamiento. Pero es fugaz y momentáneo y tenemos la oportunidad de salvarles la vida”.
Hasta el momento, el Senado, controlado por los republicanos, no ha rechazado a ninguno de los nominados de Trump. Su controvertido candidato a secretario de Defensa, Pete Hegseth, ganó por poco con una votación de 51 a 50 después de que el vicepresidente JD Vance tuviera que desempatar el viernes, a pesar de las preocupaciones de que el candidato no estaba calificado para el puesto y de las acusaciones de agresión sexual y abuso de alcohol.
Kennedy necesita el apoyo de al menos 50 senadores, lo que permitiría al vicepresidente emitir otro voto de desempate y confirmar su nominación si fuera necesario.
Agencias Reuters y AP