“¿Qué duda cabe de que la bancamos?”. En la Casa Rosada responden así cuando se pregunta si el Gobierno va a sostener a Patricia Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad tras la represión policial de ayer, el cuestionamiento de la Justicia al accionar judicial y los pedidos de parte de la oposición para que ella sea apartada. Muy lejos de cuestionar a la ministra, la gestión de Javier Milei cerró filas con ella y la levantó como una portavoz y un cuadro político del oficialismo.
Bullrich encabezó hoy una conferencia de prensa para informar sobre los operativos de Bahía Blanca, pero terminó hablando sobre los incidentes en las inmediaciones del Congreso durante la marcha convocada en defensa de los jubilados. La ministra, así, fue cara visible y vocera de la administración nacional el día después de los incidentes y la represión, pese a que la Justicia sindicó serios déficits en el accionar policial con los detenidos.
En la conferencia de prensa, Bullrich apuntó contra Leandro Capriotti como “el máximo organizador de la marcha” y lo calificó como un “protegido de Luis Barrionuevo”. Apuntó a las gestiones de La Matanza y de Lomas de Zamora y dijo que va a presentar una denuncia penal junto con la Ciudad de Buenos Aires. Además, salió a cruzar a la jueza Karina Andrade que liberó a 114 detenidos ayer por la falta de información que aportaron las fuerzas de seguridad sobre las razones de sus arrestos, además de destacar que estuvo en juego el derecho constitucional a manifestarse.
Según pudo reconstruir LA NACION, Bullrich y Milei se pusieron en contacto bien entrada la noche del jueves y ella le informó los datos que finalmente hizo públicos hoy. La ministra, que había estado durante la tarde en un centro de monitoreo policial supervisando los operativos. Luego dijo públicamente que tenía evidencia que indicaría que los desmanes estuvieron “premeditados” y que había barras bravas que “venían preparados para matar”. El Presidente y la ministra coinciden en la narrativa del “orden” y reivindican la aplicación del protocolo antipiquetes con todo el uso de la fuerza.
Desde ayer a la tarde, Milei viene compartiendo en su cuenta de X mensajes en este sentido. En las últimas horas, compartió un mensaje del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, en relación a la jueza Andrade. “Se analizará su actuación ante el Consejo de la Magistratura de CABA por posible incumplimiento de sus funciones”, dijo.
El único que dio una explicación relativamente distinta a la línea que venía exponiendo Bullrich fue el ministro de Interior, Guillermo Francos, con respecto a la situación de Pablo Grillo, el fotorreportero que fue herido de gravedad en el cráneo con un proyectil de gas lacrimógeno que fue lanzado con trayectoria horizontal y que ahora se encuentra con pronóstico reservado en el Hospital Ramos Mejía. Cuando todavía la violencia estaba desatada en las calles, Bullrich dijo anoche que Grillo estaba “detenido” y lo señaló como “un militante kirchnerista vinculado a la Municipalidad de Lanús”.
Esta mañana, Francos dijo que lo de Grillo fue “un accidente no previsto” y una “lamentable consecuencia” de un “episodio violento”. De todas maneras, el ministro coordinador enmarcó los hechos como “una especie de golpe de Estado” y justificó el accionar policial para restablecer el “orden”.
Motivos políticos
Hay un fuerte costado político que explica por qué el Gobierno cierra filas con Bullrich. Primero, la convicción que hay en la cúpula libertaria de que en la opinión pública la seguridad superó como preocupación a la inflación y que el combate del delito y el orden en el espacio público es un activo valorado por los votantes de Milei. “Los de azul son los buenos y los que tiran piedras son los malos. Eso es lo que votó la gente”, escribió el usuario @MileiEmperador, la cuenta que se le atribuye al estratega Santiago Caputo y que habitualmente expone los puntos de vista de la Casa Rosada. El Gobierno se abrazó a esta agenda de cara al año electoral desde subió al ring a Axel Kicillof por la inseguridad en la provincia y anunció cambios para endurecer todas las penas del Código Penal y la baja de la edad de imputabilidad.
Pero la decisión de empoderar a Bullrich tiene, también, un costado partidario. Según pudo saber LA NACION, está previsto que en las próximas semanas la ministra dé un paso simbólico crucial y exhiba algún compromiso político mayor con La Libertad Avanza. Muy cerca suyo no descartan que, incluso, ella se afilie al partido político que armó Karina Milei.
Eso permitiría que, detrás de ella, den el salto un grupo de funcionarios del Poder Ejecutivo que responden a la ministra dentro de Pro. Lo que no está previsto -pese a que en algún momento se especuló- es que se escindan del bloque de Pro los diputados que le responden a Bullrich, o aquellos que están más encolumnados con el Gobierno.
Ni la ministra ni la Casa Rosada quieren que el bloque de Pro, que está conducido por Cristian Ritondo, se divida. Eso configuraría una bancada más cercana al Gobierno y otra más diferenciada, en espejo con lo que ocurrió con la UCR cuando el sector de Facundo Manes se desprendió y fundó su propio bloque. Y podría ser problemático para el Gobierno cuando necesite juntar el número en una votación sensible, ya sea para defender o bloquear una ley o para sostener un decreto de necesidad y urgencia (DNU), una herramienta de la que el Poder Ejecutivo echó mano para un tema tan trascendente como el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La entronización de Bullrich como vocera de la gestión anticipa lo que es un secreto a voces en el Gobierno: que ella podría ser candidata del oficialismo en las elecciones legislativas nacionales de octubre. Si ese escenario no se confirma, de mínima, la funcionaria tendrá un rol clave en la campaña como cuadro político y representante de una porción de Pro en la campaña de La Libertad Avanza. En paralelo, la ministra ya trabaja para posicionar a Diego Valenzuela, el intendente de Tres de Febrero que dio el salto a las filas libertarias este año, como uno de los potenciales candidatos a la gobernación de la provincia de Buenos Aires.