En la historia de las naciones, hay fechas que sellan pactos de paz y redefinen fronteras. Una de ellas es el 27 de enero, día que conmemora la resolución del diferendo marítimo entre Chile y Perú por parte de la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Este fallo, emitido en 2014, estableció una nueva delimitación en el Océano Pacífico, finalizando una disputa de décadas sobre soberanía y acceso a recursos marítimos. Aunque la decisión no satisfizo plenamente a ninguna de las partes, representó un avance significativo hacia la estabilidad y el entendimiento en la región.
Una disputa prolongada
La controversia entre Chile y Perú sobre los límites marítimos tiene sus raíces en acuerdos firmados a mediados del siglo XX, cuya interpretación generó tensiones por décadas.
Mientras Chile sostenía que los límites habían sido claramente definidos por tratados de 1952 y 1954, Perú argumentaba que dichos documentos solo regulaban actividades pesqueras y no establecían fronteras definitivas.
Este desacuerdo adquirió mayor relevancia debido a la riqueza de los recursos marítimos en la región, especialmente pesca, una fuente clave para ambas economías.
En 2008, Perú presentó su demanda ante la Corte Internacional de Justicia, buscando una delimitación equitativa que le otorgara derechos sobre una franja marítima de aproximadamente 38,000 kilómetros cuadrados.
Chile, por su parte, defendió la validez de los acuerdos históricos, argumentando que estos definían claramente la línea fronteriza.
El fallo de La Haya
El veredicto de la Corte Internacional de Justicia, emitido el 27 de enero de 2014, fue una decisión salomónica. La corte ratificó la existencia de una frontera marítima que sigue el paralelo 18º21′03′’ desde la costa hasta 80 millas náuticas hacia el mar.
Sin embargo, más allá de ese punto, estableció una línea equidistante que otorgó a Perú una parte del área en disputa. Esta decisión redistribuyó los derechos sobre el espacio marítimo, aunque no satisfizo plenamente a ninguna de las partes.
La sentencia fue recibida con reacciones mixtas en ambos países. En Perú, se celebró la ampliación de su dominio marítimo, mientras que en Chile se destacó que se mantuvo la frontera inicial en el paralelo.
A pesar de las diferencias, ambos gobiernos se comprometieron a acatar el fallo y a implementar las modificaciones necesarias para ajustarse a la nueva delimitación.
Significado para América Latina
La decisión de La Haya fue más que un simple ajuste de fronteras; representó un ejemplo de cómo resolver conflictos de larga data mediante mecanismos legales y diplomáticos.
Este caso destacó la importancia del derecho internacional en la resolución de disputas territoriales y marítimas en una región históricamente marcada por tensiones geopolíticas.
Además, el fallo subrayó la necesidad de cooperación bilateral para gestionar los recursos compartidos. La pesca, una industria crucial para ambas naciones, continuó siendo un punto de interés común, requiriendo acuerdos claros para evitar conflictos y promover la sostenibilidad de los recursos marinos.
Una fecha para recordar
Es por eso que cada año, el 27 de enero se conmemora en Perú como el Día de la Soberanía Marítima, una fecha que simboliza la reafirmación de los derechos del país sobre sus aguas.
Esta jornada es una ocasión para recordar la importancia del fallo de La Haya y reflexionar sobre los desafíos y oportunidades que surgen de las decisiones internacionales.
En Chile, aunque la fecha no tiene una connotación festiva, también ha generado debates sobre soberanía y las implicancias de los límites territoriales. La implementación del fallo implicó ajustes significativos, pero también reafirmó el compromiso del país con el respeto a las instituciones internacionales.
Con el paso del tiempo, el caso Chile-Perú se ha convertido en un referente para otros países que enfrentan disputas similares, demostrando que el diálogo y la justicia pueden prevalecer sobre el conflicto.
