El argentino que inauguró un museo con 22.000 autos a escala, tiene un Batimóvil original y sorprendió a Colapinto

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Sergio Goldvarg con el Batimóvil original de la serie de los sesenta y todas sus escalas posibles.

La inauguración del primer museo del mundo dedicado exclusivamente al coleccionismo de autos en escala 1/43 y 1/18, con un espacio central para el universo de Batman de 1966, marca un hito en la trayectoria de Sergio Goldvarg, ganador de dos dos récords Guinness por su colección y fabricante argentino. Esta muestra -que es privada- exhibe 22.000 piezas y es única, con una sección destacada sobre la Argentina, que representa la culminación de una pasión que cultiva desde la infancia y que dejó huella tanto en el país como en el exterior.

En el último tramo de su carrera, Goldvarg ha consolidado su legado con la creación de la línea Goldvarg Collection, una serie de modelos en escala 1/43 fabricados inicialmente en Argentina y luego en Inglaterra, tras el traslado de la producción por la crisis económica de 2001.

La historia de Goldvarg con los autos a escala comenzó en su niñez, cuando, “con apenas cuatro años, descubrió los autitos Matchbox en un quiosco del barrio de Barracas. El primer modelo que tuve fue un camioncito de bomberos Merryweather Marquis, al que siguieron un Volkswagen Escarabajo, un Ford Thunderbird y un camión de Coca Cola Karrier Bantam», según le cuenta a Infobae. A diferencia de otros niños, Sergio prefería conservar sus modelos en perfecto estado, exhibiéndolos en estantes como si fueran piezas de museo.

A los seis años, recibió un Jaguar D-Type Le Mans de la colección Solido, en escala 1/43, lo que intensificó su vínculo con el automodelismo. Durante su infancia en Barracas y luego en Palermo, Goldvarg “destinaba el dinero de la merienda a comprar modelos en casas de hobbies, desarmándolos para analizar su construcción y aprendiendo sobre matricería y armado. Ya cerca de los diez años, comencé a restaurar y vender autos usados, financiando así mi colección”.

Las miniaturas del Turismo Carretera

La transición de coleccionista a fabricante se produjo en los años ochenta, cuando Goldvarg incursionó en la industria del juguete de plástico con la línea “Miniturbo”. Posteriormente, se embarcó en la producción artesanal de modelos en “White Metal”, enfrentando el desafío de desarrollar desde cero la maquinaria y las técnicas necesarias. “El proceso incluyó la adaptación de una chimenea de barco que conseguí en un desarmadero en el Puerto de Buenos Aires, para fabricar una centrifugadora y experimentar con aleaciones de metales como estaño, plomo, antimonio y bismuto”, cuenta Goldvarg que destaca “el apoyo de mi esposa Mariana durante este período, que culminó con la fabricación del primer Oldsmobile Starfire 1957, pieza que considero una de las más valiosas de la colección».

Entre los modelos producidos por Goldvarg Collection figuran el Oldsmobile Starfire 1957 (2.257 unidades), el Chevrolet 1946 Stylemaster (1.707 unidades), el Chrysler Imperial 1951 Limousine (1.951 unidades), el Pontiac Star Chief 1955 (1.955 unidades) y el Packard Woodie Station Wagon 1950 (1.853 unidades), entre otros. Algunas ediciones fueron exclusivas para mercados como Noruega, Holanda y Estados Unidos, y varios prototipos permanecen en poder del propio Goldvarg.

La crisis argentina de 2001 lo obligó a irse del país y recuerda un triste episodio que marcó a su familia. “Nosotros vivíamos en Tigre, Provincia de Buenos Aires, y un día, regresando con mis hijos Kevin y Katia del colegio, vemos en el ramal Tigre corridas, gente cargando heladeras en pick ups, lavarropas, de todo menos comida. Era la época de los saqueos y mis hijos de 7 y 5 añitos de edad estaban presenciado un espectáculo dantesco alrededor de ellos. Hasta el día de hoy no se lo pudieron olvidar”. En ese marco junto a su familia se mudó a Miami, aunque amén del delicado contexto del país también la decisión se vio forzada por el desabastecimiento de materias primas importadas.

Sergio escribió el libro que relata la historia del recordado Carlos Alberto Pairetti

Además de su faceta como fabricante, Goldvarg desarrolló una carrera periodística en la revista CORSA, donde durante doce años escribió la columna de automodelismo y cubrió eventos como las 24 Horas de Daytona. En ese contexto, tuvo la oportunidad de conocer a figuras como Juan Manuel Fangio, quien lo invitó a su casa en Balcarce, y a pilotos internacionales como Niki Lauda, Alain Prost y Michael Schumacher.

La fascinación de Goldvarg por el Batimóvil de la serie de 1966 lo llevó a adquirir un ejemplar en California tras una búsqueda de casi una década. El vehículo, basado en el Lincoln Futura diseñado por Ghia en Turín, se convirtió en una pieza central de su colección y en una sorpresa para su familia cuando llegó a Buenos Aires. Para conseguir esa joya, Sergio guarda una particular anécdota: “Recuerdo que en 1987 decidí ponerme firme con el proyecto y casi diez años más tarde, mi ilusión se transformó en realidad al localizar un ejemplar en California. Tuve que viajar para poder comprarlo y mi excusa fue la de arreglar unos asuntos con mi exportación de los Goldvarg Collection, pues no me animaba a decirle a mi esposa de mi nueva adquisición por temor a ser catalogado de chiflado. Pero claro, semejante adquisición debía ser compartida y decidí contarles a mis hijos Kevin y Katia, quienes tenían por aquel momento nueve y siete años de edad, con la consigna de no contarle a mamá hasta que el auto llegue a Buenos Aires porque era una sorpresa. Pero sorpresa sería la de Mariana cuando el auto llegó del puerto hasta la puerta de casa en un camión del ¡Automovil Club Argentino!”

En su época de CORSA entrevistó a Juan Manuel Fangio, quien le escribió una dedicatoria en la foto juntos

El automovilismo argentino también ocupa un lugar destacado en la vida de Goldvarg, especialmente a través de su admiración por Carlos Alberto Pairetti y el legendario Trueno Naranja campeón de TC en 1968. Esta devoción lo llevó a escribir un libro sobre la historia de Pairetti, proyecto que se nutrió de entrevistas y archivos personales, y cuya presentación coincidió con la exhibición de la réplica del Trueno Naranja en el Autódromo de La Plata. “Fui a visitarlo al Hotel Presidente, donde el residía y desayunamos. Cuando le conté la idea, inmediatamente aceptó y me puse manos a la obra. El inconveniente mayor era que yo residía en Estados Unidos y quería grabarlo contándome todas sus anécdotas e historias, pero por mis viajes a Argentina, pude nutrirme de un material tremendamente valioso. Así fue que durante mas de un año, fui escribiendo capítulo tras capítulo de esta apasionante historia en la cual me había sumergido, el libro de mi ídolo”.

En la exhibición de Sergio llegan a verse cientos de miniaturas del Turismo Carretera, además de autos de Fórmula 1, del Mundial de Rally y del Sport Prototipos, hoy conocido como Campeonato Mundial de Endurance.

Sergio Goldvarg y su hija Kati junto a Franco Colapinto

Este año, junto a su hija Kati, viajó a Inglaterra para presenciar el Gran Premio de Gran Bretaña de F1 y conoció a Franco Colapinto. “En Silverstone Franco se acercó a saludarnos muy gentilmente. Me agradeció el hecho de haber viajado a Silverstone para verlo correr y entre otras cosas, me dijo ‘¡como podía ser que tuviera puesta una remera de Red Bull en lugar del equipo Alpine! Che, con ese detalle la cagaste’ me dijo y comenzamos a reírnos. Un fenómeno», contó Sergio.

Hoy, el museo fundado por Sergio Goldvarg no solo rinde homenaje a la historia del automodelismo, sino que también preserva la memoria de una pasión que atraviesa generaciones y fronteras. Pese a la distancia, durante estos 25 años mantiene la esencia argentina que se destaca por sus modelos en la exhibición.

EL MUSEO DE SERGIO GOLDVARG:

Cuando comenzó la edificación del museoEl museo tiene 22.000 autos. A la derecha pueden verse los de Turismo CarreteraTambién hay coches de verdadEl interior del BatimóvilLa exhibición de Goldvarg también es un recorrido por la historia del automovilismo argentinoEn la galería se incluyen vehículos de todo tipoUna panorámica del museo Sergio Goldvarg hoy luce su impresionante colección que comenzó a sus cuatro años

Crédito: Sergio Goldvarg

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