No solo obras: los factores claves para que Bahía Blanca pueda resistir inundaciones

0
10

Son varios los estudios que, desde hace años, advierten del riesgo que las inundaciones representan para Bahía Blanca. Lluvias intensas como la que cayó durante el temporal del viernes 7 no son novedad para la memoria local. Sin embargo, para las fuentes consultadas por LA NACION, la experiencia no solo corresponde a las escasas obras de infraestructura que se han construido a lo largo de la historia bahiense. También ponen en cuestión las medidas no estructurales, como los sistemas de alerta temprana y la coordinación interinstitucional, necesarias para responder a emergencias como esta. Los especialistas coinciden: de no actuar cuanto antes, es certero que desastres como este volverán a ocurrir.

Esto podría provocar cada vez más muertes, efectos psicológicos en la población afectada, así como pérdidas económicas descomunales. Ya lo había advertido Catalina Ramírez, especialista de Agua y Saneamiento del Banco Mundial hace unos años: “Las inundaciones son el mayor desastre natural que amenaza al país y representan el 60% de los desastres y el 95% de los daños económicos”.

Juan Carlos Scheffer, de 78 años, se mudó a la ciudad bonaerense de chico. Nació en General Cerri, un pueblo colindante que fue de los más golpeados por el devastador temporal de hace diez días, pero se marchó de allí con su familia justamente por una inundación. Hoy es integrante del comité de expertos por la crisis del agua en Bahía Blanca, es considerado una eminencia en el universo de la ingeniería hidráulica y una de las voces más destacadas durante este momento trágico. Algo que resaltó en distintas entrevistas es la falta de obras pensadas específicamente para aliviar las posibles inundaciones.

El canal Maldonado atraviesa la ciudad y, por la inundación del viernes 7, sufrió el colapso de varios puentes

El experto destaca que son dos los caudales que, sobre todo, descargan el agua que se puede acumular en la ciudad. Uno es el arroyo natural llamado Napostá y el segundo es un canal artificial que se construyó en 1947 llamado Maldonado, que fue diseñado por el entonces jefe de Hidrología de la Dirección Hidráulica de la provincia, Félix Laghmann. Ambos atraviesan el corazón de Bahía Blanca y desembocan uno, en el sureste, y el segundo, en el oeste.

En conjunto, estos dos caudales podían liberar 380 metros cúbicos por segundo. “Podían”, porque fue después de una obra de infraestructura que se realizó en 1979 que, para Scheffer, se redujo la capacidad de la ciudad para resistir inundaciones. Se trata del entubamiento del arroyo Napostá en un tramo de tres kilómetros. “Esto se construyó sin pensar en el alivio del agua acumulada y ahora genera una especie de cuello de botella. Por esa obra, el arroyo puede llevar solo 40 metros cúbicos por segundo; si se destapara, podría llevarlo a 120″, calcula el ingeniero.

Para él, esto deja en evidencia un problema general que tanto él como otras fuentes y estudios revisados destacan: la falta de consideraciones hidrológicas a la hora de construir la ciudad y también una escasa organización a la hora de reaccionar a eventos extremos como el de diciembre de 2023.

La localidad de General Cerri fue una de las mas afectadas por la tormenta y la inundación

Scheffer destaca que las de 1947 y 1979 son de las obras más importantes en la historia de Bahía Blanca, y que después no hubo más. Ve necesario actuar rápido frente a un evento que, según advierte el Panel Internacional de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), puede aumentar tanto en frecuencia como en intensidad. Y aunque esta advertencia no existiera, las acciones deberían concretarse cuanto antes.

Las recomendaciones

El ingeniero recomienda obras de infraestructura gris –obras hidráulicas– que deberían de iniciarse en el corto plazo. Principalmente, propone diques grandes y pequeños en distintas partes de la cuenca del arroyo Napostá. “El primero y más urgente debería hacerse en la cuenca media, en un lugar llamado el puente Canesa”, detalla.

La función de esta represa sería reducir el caudal del arroyo Napostá mucho antes de llegar a la ciudad. Según Scheffer, esto serviría como una especie de freno del agua que viene de las partes altas de la cuenca, que podrían derivar grandes cantidades de líquido y sedimento hacia Bahía Blanca. Este proyecto había sido propuesto por Félix Laghmann en 1947, en conjunto con la creación del canal Maldonado. Sin embargo, jamás se puso en marcha.

Desde la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la provincia de Buenos Aires confirman conocer este proyecto, pero advierten que fue “algo que se discutió con ingenieros en su momento y que tenía fines industriales y turísticos, pero no para la gestión de riesgos de inundación. Además, no fue algo que alguna vez se haya empezado a ejecutar”.

LA NACION también consultó a esta dependencia si existía algún proyecto de infraestructura pendiente por parte de la Provincia, a lo que respondieron que no y destacaron que esta propuesta no habría servido para el desastre de hace diez días. Pues la lluvia del viernes 7 cayó sobre la ciudad de Bahía Blanca, y no en partes más altas.

Ante esto, Scheffer sugiere también la construcción de diques entre los cerros Del Águila y Del Aguilucho, arroyo arriba, y también en la desembocadura, en un sitio llamado Los Leones. Esto, según explica, puede atender el problema de los desbordes en distintas partes de la cuenca. Pero no es suficiente: también es imperante encontrar formas de incrementar la capacidad de alivio.

Según reconoce el ingeniero, en ese punto la situación se complica. Y es que una de las principales acciones que se deberían hacer en esa línea es la de ensanchar los canales aliviadores, pero pasan por una ciudad ya construida y tienen viviendas que los bordean. Entre los arroyos y las casas, hay tan solo unos metros de distancia.

El gobernador Axel Kicillof y el intendente de Bahía Blanca, Federico Susbielles

El lunes pasado, el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, anunció que desde la administración provincial están “llevando adelante muchas obras hidráulicas para recuperar tierras productivas” y planteó que tendrían que, de modo urgente, “reparar el canal Maldonado y ver la posibilidad de ensancharlo, una obra con impacto inmediato”. Esto fue ratificado el martes por el gobernador Axel Kicillof, que incluso calculó un presupuesto 80.000 millones para esta obra, aunque al momento de su conferencia solo se refirió a la reparación del arroyo.

También advirtió que necesitarán del presupuesto nacional para poder solucionar y mejorar la situación en Bahía Blanca. “Cuando hacíamos los primeros esbozos de lo que requeriría reconstruir la ciudad de Bahía Blanca… son cifras realmente impresionantes en materia de inversión pública y obra pública”, reconoció. Desde el Ejecutivo nacional, otorgaron 10.000 millones para resolver cuestiones de urgencia; sin embargo, por ahora no hay discusión sobre asuntos posteriores.

Desde la Subsecretaría de Recursos Hídricos provincial aclaran que aquel presupuesto es exclusivo para la reparación y que desde la gobernación están enfocados en arreglar los daños. “Después de eso haremos los estudios correspondientes para ver qué obras son necesarias”, comentan. También aclaran que, antes del último temporal, no había ninguna obra pendiente para construir en la zona. LA NACION contactó a la Municipalidad de Bahía Blanca para saber si ellos tenían obras hidráulicas contempladas; sin embargo, no hubo respuesta antes del cierre de esta nota.

Para aliviar más rápido el agua acumulada, Scheffer sugiere dos salidas técnicas. La primera es la de ensanchar el caudal del canal Maldonado al convertir las calles paralelas, que hoy son designadas para autos, en caminos peatonales que tengan la mitad del ancho de lo que hoy tienen. La segunda sería reconvertir los tres kilómetros de tubería en los que, en 1979, se atrapó un tramo del arroyo Napostá. “Esto ampliaría 60 metros cúbicos de capacidad de alivio”, afirma. Sumado a esto, agrega que en la localidad de General Cerri, donde nació, el río Sauce Chico es también un factor de riesgo. “Y allí no hay ninguna obra hidráulica para mitigar el peligro de inundación”, describe.

Vecinos de la ciudad de Bahía Blanca padecieron las consecuencias del feroz temporal

El ingeniero piensa que, aun con estas obras, no se contendría toda el agua que puede caer en la ciudad; sin embargo, pueden reducir la cantidad que, de no existir ninguna, sumergiría a varias partes de Bahía Blanca, en especial las más bajas. Esto es algo que desde e<la gobernación bonaerense reconocen, pues dicen que “no hay sistema pluvial en el mundo que pueda resistir la cantidad de lluvia que cayó en solo cuatro horas”; así lo argumentaron desde la Subsecretaría de Recursos Hídricos.

Para Virginia Laino, experta en reducción de riesgo y participación ciudadana de la International Federation of Red Cross and Red Crescent Societies, tanto para las medidas estructurales –obra pública– como para las no estructurales –sistemas de alerta temprana– es fundamental tener una mirada prospectiva a la hora de gestionar riesgos climáticos. “Es un hecho que el cambio climático está afectándonos y tenemos que integrar esas variables a la hora de elaborar planes de gestiones”, detalla.

Organizaciones como el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) también han desarrollado proyectos en conjunto con la Municipalidad de Bahía Blanca para desarrollar infraestructura verde y azul, es decir, parques o sistemas naturales para retener excedentes de agua en caso de riesgos. En este estudio ven necesario implementar algún tipo de planificación urbana con un previo análisis de multirriesgos: evitar construir viviendas en zonas inundables, tener protocolos de emergencia adecuados y aspirar a convertir a esta ciudad en lo que llaman una ciudad inteligente.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí