Elecciones en Ecuador: las opiniones de tres expertos sobre qué puede pasar en el balotaje

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Este artículo fue originalmente publicado en Americas Quarterly

WASHINGTON.- Con la seguridad y la economía entre sus principales preocupaciones , los ecuatorianos acudieron a las urnas el 9 de febrero para votar por el presidente y por los 151 miembros del recientemente ampliado Congreso unicameral de Ecuador.

Con el 92% de los votos escrutados, Daniel Noboa, el actual presidente y candidato del partido Acción Democrática Nacional (ADN), lideraba con el 44,3%, seguido de cerca por Luisa González del partido Revolución Ciudadana (RC), con el 43,8%, con solo unos 45.000 votos de diferencia.

El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, candidato a la reelección, saluda después de acompañar a su compañera de fórmula, María José Pinto, a emitir su voto durante las elecciones presidenciales en Quito, Ecuador, el domingo 9 de febrero de 2025.

Los dos candidatos, que compitieron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2023, se enfrentarán ahora de nuevo en una segunda vuelta el 13 de abril, que se espera que sea muy reñida después de un resultado más ajustado de lo previsto en la primera vuelta.

En la votación para la Asamblea Nacional, el ADN de Noboa encabezó la lista con el 43,5% de los votos, seguido de cerca por el RC de González con el 41,2%, lo que configura una legislatura en la que ambos partidos tendrán una fuerte representación.

A continuación, las perspectivas de tres analistas sobre lo que le espera a Ecuador.

Sebastián Hurtado (Fundador y presidente de PRóFITAS, consultora líder en riesgo político con sede en Quito)

Históricamente, los presidentes ecuatorianos en ejercicio rara vez han tenido la oportunidad de ser reelegidos, por lo que el desempeño de Noboa en la primera vuelta electoral es digno de mención. Su capacidad para mantener el apoyo público, a pesar de haber logrado sólo avances modestos en la reducción de una violencia sin precedente y la reactivación de una economía en crisis, subraya su atractivo como figura política relativamente nueva. Muchos votantes parecen dispuestos a darle el beneficio de la duda, reconociendo que sólo lleva en el cargo 13 meses y que puede necesitar más tiempo para ofrecer resultados tangibles.

Pero el ajustado resultado muestra que el correísmo sigue siendo una fuerza política formidable. El movimiento no ha ocupado la presidencia desde 2017, y su líder, el expresidente Rafael Correa, ha estado exiliado en Europa durante más de siete años. Sin embargo, el correísmo sigue movilizando una base sólida, alimentada por la nostalgia de lo que muchos partidarios perciben como una era más próspera bajo un gobierno eficaz.

Luisa González llega al búnker de su partido para esperar los resultados

Los resultados preliminares de la Asamblea Nacional sugieren que el partido ADN de Noboa probablemente obtendrá más del 40% de los escaños, el primer partido distinto del correísmo en lograrlo en más de 15 años. Se proyecta que juntos, ADN y correísmo (RC) controlarán más del 80% de la legislatura, lo que dejará a la mayoría de los partidos tradicionales muy debilitados y con una representación marginal. Esta distribución de poder sugiere que tanto Noboa como González tendrán una posibilidad realista de forjar una fuerte mayoría funcional junto con bloques más pequeños, lo que brindaría gobernabilidad y la oportunidad única de implementar reformas que se han demorado mucho y son necesarias para reactivar el crecimiento económico y abordar una crisis de seguridad sin precedentes.

De cara al futuro, la segunda vuelta del 13 de abril sigue siendo muy incierta, una carrera mucho más reñida de lo que sugerían muchas encuestas preelectorales y de lo que esperaban los mercados mundiales. Si bien Noboa sigue siendo el favorito por las razones que expliqué anteriormente, enfrenta riesgos considerables durante los próximos dos meses. Por ejemplo, un mayor deterioro de la seguridad (enero fue el mes más violento en la historia de Ecuador) podría erosionar aún más su credibilidad en una preocupación clave para los votantes. Pero la vulnerabilidad más importante de Noboa es la falta de una narrativa política claramente articulada que vaya más allá de su lucha contra las organizaciones criminales y la “vieja clase política”. González, por otro lado, necesitará ampliar su atractivo más allá de la base correísta y anti-Noboa, convenciendo a los votantes de que ella y su movimiento político pueden hacer un mejor trabajo que Noboa para manejar los desafíos apremiantes de Ecuador.

Camila Ulloa (Responsable de investigación y aprendizaje en On Think Tanks)

Los resultados de anoche indican que la segunda vuelta del 13 de abril será extremadamente competitiva y que la campaña se intensificará en las próximas semanas. A diferencia de las elecciones de primera vuelta de 2017, 2021 y 2023, donde las preferencias de los votantes estaban más fragmentadas entre múltiples candidatos, en esta contienda surgieron dos opciones claras. Noboa y González captaron casi la totalidad de los votos válidos. Leonidas Iza ocupa el tercer lugar con poco más del 5%, seguido de Andrea González con el 2,7%, mientras que ninguno de los 12 candidatos restantes superó el 1% de los votos.

La campaña puede profundizar la polarización

Noboa, en su doble papel de presidente y candidato, se ha mantenido como un contendiente activo a pesar de seguir en el cargo, tomándose licencias ocasionales para centrarse en su campaña. Su estrategia se ha basado en una fuerte presencia digital, con una importante inversión en las redes sociales. Según Ecuador Decide , Noboa ha gastado aproximadamente 2 millones de dólares solo en anuncios de TikTok durante la campaña, lo que demuestra el enfoque de su equipo en atraer a los jóvenes votantes y fortalecer su imagen digital. Sin embargo, durante su mandato como presidente ha enfrentado varios desafíos que pueden haberle costado apoyo en la primera vuelta. Las preocupaciones por la seguridad siguen siendo un problema dominante para los votantes, y los enfrentamientos públicos con la vicepresidenta Verónica Abad han expuesto divisiones internas dentro de su administración, debilitando su imagen.

González y su partido, Revolución Ciudadana, enfrentan el reto de ampliar su base electoral y forjar alianzas con otras facciones políticas. Su desempeño en la primera vuelta ha sido notable. Ha superado los límites de votantes tradicionales de su partido y ha logrado el mejor resultado del movimiento en primera vuelta desde 2017.

Con ambos candidatos enfrascados en una reñida contienda, la campaña de segunda vuelta promete ser una intensa batalla en la que buscarán resaltar sus diferencias. En este contexto, los votantes de Leonidas Iza determinarán el resultado de la segunda vuelta. Su base electoral, centrada en movimientos indígenas y sectores progresistas, podría inclinar la balanza a favor de uno u otro candidato, dependiendo de las alianzas y compromisos que se forjen en las próximas semanas.

Saudí Levoyer (Profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar de Quito)

La segunda vuelta entre el presidente Noboa y González, prevista para el 13 de abril, se prevé incierta. La campaña se presentará larga y complicada, ya que ambos intentarán hacerse con los votos de sus oponentes. Cada bando intentará captar el 12% de los electores que eligieron a candidatos diferentes en la primera vuelta, o los que optaron por el voto nulo o en blanco (casi el 9%).

Esto sin duda profundizará la polarización y la discusión girará en torno a temas muy sensibles para el país, como el potencial regreso de Rafael Correa y sus colaboradores acusados de presunta corrupción, la seguridad (vista especialmente como la lucha de los militares contra el crimen organizado), la dolarización y la creación de empleo.

Al mismo tiempo, los candidatos tendrán el reto de planificar sus próximos pasos políticos dentro y fuera de la Asamblea Nacional. Ya sea que ganen o pierdan las elecciones, sus partidos –la Alianza Democrática Nacional de Noboa y la Revolución Ciudadana de González– emergerán como los dos grupos más grandes.

La pregunta en los próximos días es si los candidatos se convertirán en una fuente de desestabilización para el otro o acordarán no hacerse daño. Será clave monitorear con quién o en qué temas llegan a acuerdos, cómo abordan la presencia de la delincuencia en las instituciones del país y cómo ajustan sus agendas políticas para que la otra mitad de los ecuatorianos lo acepte. Es, sin duda, un momento delicado y crucial para Ecuador.

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