Una jugada en el Congreso expuso más la interna entre Axel Kicillof y Cristina Kirchner

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Mientras toda la atención estaba puesta en la suspensión de las PASO, 33 diputados nacionales de Unión por la Patria le ponían la firma a un proyecto para reclamarle a Javier Milei por un viejo fondo destinado a reforzar la seguridad bonaerense. La jugada pasó casi desapercibida, pero abrió interrogantes que agregaron más tensión a la interna política y electoral que Axel Kicillof tiene con Cristina Kirchner.

Se trata del incentivo de Fortalecimiento Fiscal que Alberto Fernández conformó con recursos coparticipables. Son aquellos que le sacó a la Ciudad para dárselos al gobernador. Ocurrió cuando una sublevación policial llegó hasta la puerta de la Quinta de Olivos en 2020. Pero el gobierno porteño llevó la discusión a la Justicia y la Corte Suprema terció a favor de la Ciudad. La Provincia se quedó sin ese dinero.

Los diputados que escribieron el proyecto, con Victoria Tolosa Paz, Juan Marino y Sabrina Selva a la cabeza, dicen que a la fecha la Casa Rosada adeudaría a la Provincia en ese concepto unos $700.000 millones.

La inseguridad es precisamente el principal eje de conflicto entre el gobierno nacional y el provincial. Y se anticipa como el centro del debate en la campaña electoral. Tanto que, como publicó LA NACION, el mandatario, que junta voluntades de intendentes enfrentados con Cristina Kirchner para sostener su armado presidencial 2027, tuvo que suspender un acto que pensaba hacer en Mar del Plata, porque un operativo de la policía para capturar a un presunto delincuente terminó en un caso que se investiga como gatillo fácil.

Pero el proyecto por el reclamo del fondo para la seguridad elevado en el Congreso fue articulado por Kicillof con los autores de la iniciativa. Un día antes de la sesión en Diputados, el mandatario se sentó en un estudio de C5N y exigió a Milei la devolución de la plata para la seguridad “que le robó a la Provincia”. Hablaba del mismo Fondo. El reclamo es político: Kicillof sabe que Milei no le va a dar ese dinero, pero también acusa recibo del daño que provocan a su imagen los últimos casos resonantes de asesinatos en Moreno y Mar del Plata. Además, le endilga al gobierno nacional usar la inseguridad para generar un efecto en las urnas en octubre.

El reclamo pasó de la boca del gobernador a un grupo de diputados nacionales que toman distancia del Instituto Patria. Algunos tienen sus propios intereses y responden a gobernadores del interior. Se hacen llamar para adentro la pata federal de Unión por la Patria. De hecho, al proyecto lo suscribieron los mismos diputados que se abstuvieron o votaron a favor de suspender las PASO, una jugada que abre la puerta al desdoblamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires, algo que busca Kicillof pero que Cristina Kirchner no quiere.

Entre esos diputados se encontraban algunos que hasta el día anterior habían estado con la expresidenta. Se sumó incluso el presidente del bloque, Germán Martínez, que integró la lista del PJ con Cristina. Pero no adhirió el kirchnerismo duro, ni Máximo, pese a la invitación abierta en el grupo de chat que tienen los legisladores.

Germán Martínez, Victoria Tolosa Paz y Cecilia Moreau, en la sesión por la suspensión de las PASO

La pregunta es si Kicillof busca tener sus propios diputados en el Congreso, algo que también quiere armar en la Legislatura bonaerense, porque por la lapicera de Cristina y Máximo la reelección le llegó sin soldados propios en las cámaras legislativas.

“Kicillof no quiere dejar morir su proyecto presidencial. Si se rinde y no negocia se quedará sin muchas herramientas. Hoy no tiene legisladores propios en la Provincia y sabe que Cristina Kirchner tampoco quiere perder terreno”, explicó una fuente de Unión por la Patria del Congreso a LA NACION.

La apuesta de Kicillof es para 2027. La de Cristina es más a corto plazo, para estas legislativas. Después verá. El que se presenta como mediador es Sergio Massa. Dicen cerca suyo que propuso como señal de un eventual acuerdo una PASO provincial con lista de unidad y que las elecciones generales para cargos provinciales, aún desdobladas, se hagan el 9 de noviembre, después de la nacional, prevista para octubre. Una forma de mostrar que tanto Kicillof como Cristina cedieron un poquito. Y también de garantizarle a la expresidenta que los intendentes militarán su boleta. Esa garantía, sin acuerdo, no la tiene.

De hecho hay quienes promueven que Kicillof no vaya a las PASO provinciales con candidatos por dentro de Unión por la Patria. “La junta electoral la maneja Máximo Kirchner. El PJ lo preside Máximo. En Mar del Plata, por ejemplo, te pone a Fernanda Raverta contra Pulti y cuatro candidatos y te impide ganar”.

Recuerdan así que Antonio Cafiero y Néstor Kirchner emergieron desde un frente por fuera del peronismo, para después absorberlo. Y empujan al gobernador a hacer lo mismo. Hoy no hay diálogo entre Cristina y Kicillof. Lo mejor, creen cerca del gobernador, es un acuerdo después de las PASO provinciales, cuando los intendentes se hayan blindado en sus municipios.

Kicillof aguarda a que la suspensión de las PASO nacionales sea ley la semana que viene para activar el cronograma electoral de la Provincia, que además votará con boleta sábana, a diferencia de la nacional, que será con Boleta Única de papel. Podría convocar a las primarias bonaerenses para junio o julio. Espera también lo que pase en la Ciudad, que podría imitar al gobierno nacional y poner en pausa las PASO, adelantando la elección local para mayo.

Pase de facturas en el PJ: de un intendente de vacaciones al reproche por el discurso del gobernador

Las cosas tampoco están bien por abajo en el peronismo. A las señales que da el mandatario provincial, desde La Cámpora también responden. Le reprochan que hable de Cristina siempre en pasado, que sus laderos recalquen que nadie podrá decir de él que es corrupto (entienden que sugiere que de ella sí) y que tire de la cuerda con el desdoblamiento. Dicen que Kicillof, sin Cristina, no hubiera llegado a la gobernación ni hubiera ganado en las últimas elecciones, en las que también resultó beneficiado por la fragmentación del Pro y La Libertad Avanza. También afirman que la jugada del mandatario puede tener un alto riesgo para él, justamente porque si pone por separado la discusión bonaerense en vez de la nacional, la inseguridad será uno de los primeros temas que lo golpearán en la opinión pública aunque no sea él el candidato.

Y hasta que haya un acuerdo, o mientras negocian, el kirchnerismo duro no deja de mostrar sus dientes. En los grupos de WhatsApp de La Cámpora se viralizó en las últimas horas el pedido de licencia que aprobó el Concejo Deliberante de Avellaneda a Jorge Ferraresi entre el 4 y el 16 de febrero. No por la licencia, sino porque el rumor que acompañaba a ese pedido era que el intendente, uno de los principales impulsores del desdoblamiento y el proyecto presidencial de Kicillof, la había pedido para irse de vacaciones con su familia a una playa paradisíaca del caribe. Se tiran entre ellos con munición gruesa. Esto recién empieza.

Una candidatura fallida, el origen de la pelea entre Axel Kicillof y Cristina Kirchner

El origen de la disputa entre Cristina, Máximo y Axel Kicillof difiere según quién lo explique. En el kirchnerismo sostienen que la pelea comenzó en 2023, cuando Máximo Kirchner, con encuestas en la mano, le dijo al gobernador que en vez de ir por la reelección fuera el candidato a presidente del peronismo, en lugar de Massa. Esa discusión fue ardua y se extendió por meses. Kicillof creía que era un movimiento para sacarlo de la cancha. Y que si él no iba por la reelección perdería en una elección nacional y se quedaría sin nada.

De hecho, resistió la presión. Contó para ello con el apoyo de un exsoldado de Máximo Kirchner, Andrés “Cuervo” Larroque, que hoy es un ferviente militante del proyecto presidencial de Kicillof. En el kirchnerismo recuerdan con recelo el día que Larroque, en un acto en Moreno, habló después de Cristina Kirchner, que se suponía era la última oradora.

Pero la pelea se agudizó cuando el gobernador bonaerense empezó a promover a Ricardo Quintela para presidir el PJ y la aparición de Cristina Kirchner para enfrentarlo. La expresidenta presionó hasta el final para tener un apoyo explícito de Kicillof. Y la relación quedó muy dañada, casi quebrada. De hecho, uno de los primeros “vueltos” fue que los legisladores provinciales del peronismo no le votaron al mandatario bonaerense el presupuesto.

De todos modos, tanto Kicillof como Cristina Kirchner coinciden en que su enemigo común es Milei. Pero hasta ahora, la interna puede dejar espacio para que la performance de LLA en la provincia sea mejor de lo esperado.

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